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02 de mayo de 2024

Mar Egeo

Mar Egeo

El mar Egeo, una navegación por el origen de la cultura occidental

El Egeo es el mar de la guerra de Troya, de micenas, de griegos y romanos, y el mar donde chocaron la cultura oriental y occidental y acabaron mezclándose

¿Qué seríamos sin los griegos? Sencillamente nada. Su forma de ver el mundo condicionó nuestro presente. El mar Egeo fue el origen de la civilización occidental, donde se cruzaron y mezclaron Oriente y Occidente para trasportar sus conocimientos por todo el Mediterráneo. El Egeo de hace más de 2.000 años fue el sustento económico de los griegos, y su campo de batalla para enfrentarse con sus naves contra el ejército persa de Asia Menor. A bordo del velero de la historia se puede navegar por el pasado de este mar, desde la isla de Creta, Delfos y Rodas, hasta la ciudad de Esmirna, el estrecho de los Dardanelos, el Mar de Tracia, Atenas y el resto de polis griegas que se extienden desde Tesalónica, la Hélade y el Peloponeso.
A babor dejamos la isla de Anticitena, donde a principios del siglo pasado se encontró el mecanismo de computación más antiguo del mundo, que busca Indiana Jones en su última película. A estribor, sin que alcance la vista, se intuye la isla de Creta, cuna de las primeras civilizaciones del Egeo, de los primeros griegos, donde el visitante se adentra en el laberíntico palacio del Rey Minos y la imponente tumba de Agamenón en Micenas. Las civilizaciones minoica y micénica surgieron en la isla hace más de 3.000 años. El palacio de Cnosos era el principal exponente de este arte minoico.

Los filósofos como Sócrates o Platón dejaron un legado de pensamiento que forma la sustentaría –junto al cristianismo– del pensamiento de la Europa occidental desde hace siglos

Pero si hay un lugar increíble en Creta es Micenas, concretamente su muralla ciclópea y la puerta de los leones, llamada así por las representaciones de esos animales que se encuentran en el frontón, que es el primero de la historia. Es un espacio mágico e impactante. Hay que tener en cuenta que en estas culturas prehelénicas se fijaron las bases de la civilización occidental que recuperaron los griegos para crear sus conceptos de orden, perfección simétrica y mitología. En sus poleis cultivaron la oratoria, y los filósofos como Sócrates o Platón dejaron un legado de pensamiento que forma la sustentaría –junto al cristianismo– del pensamiento de la Europa occidental desde hace siglos.
Los griegos también desarrollaron modelos políticos centrados en la discusión de ideas, en la argumentación y el buen gobierno. Una actitud que copió y mejoró, en muchos casos, el Imperio romano, y convirtió los saberes clásicos en la base de la educación en todo el territorio que dominaron. El modelo arquitectónico y artístico de la Antigua Grecia marcó un estilo que también copiaron los romanos, y siglos después los artistas renacentistas, neoclásicos, e incluso, el movimiento francés Art nouveau.
Este es el patrimonio que nos dejan, un estilo artístico que era también una filosofía, una ciencia y unos valores. Después, con el Renacimiento, grandes escultores italianos como Miguel Ángel, con sus esculturas, elevaron el arte griego y romano a los techos, las paredes y las esculturas de casas nobiliarias, iglesias, conventos y plazas de varias ciudades europeas. Con la creación de los nuevos estados-nación, esas identidades nacionales que eran tan distintas compartían, en su mayoría, estas influencias del Egeo. Ya en el siglo XIX los griegos, que habían perdido parte de su identidad original por el paso de los siglos, lucharon por su independencia del Imperio otomano. En Atenas el Partenón se había convertido en mezquita y las piedras y mármoles de los templos se emplearon para construir nuevos edificios.

Este es el patrimonio que nos dejan, un estilo artístico que era también una filosofía, una ciencia y unos valores

Por suerte y con mucho empeño, las nuevas autoridades restauraron y protegieron el enorme patrimonio histórico dañado por la contienda. A esto se sumó la recuperación de objetos, como los famosos frisos del Partenón y multitud de estatuas, que los británicos se habían llevado a Londres. Una labor que continúa en la actualidad para preservar el recuerdo de los griegos antiguos que ocuparon ese mismo lugar hace milenios.
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