Estamos ante una townhouse de mediados del s.XIX con cuatro plantas y sótano, dividida ahora en otros tantos pisos independientes. Ubicada en la exclusiva zona de South Kensington, con sus edificios de porte majestuoso, se encuentra cerca de algunos de los imprescindibles de Londres: Hyde Park, los almacenes Harrods, el Victoria and Albert Museum... y cuenta con habitantes pasados tan ilustres como Virginia Wolf o Francis Bacon. Fueron precisamente su sabor histórico y el emplazamiento, además de la maravillosa luz de la que disfruta por estar en la última planta, los aspectos que convencieron a sus actuales dueños –españoles– para elegirla. "Llama la atención que adquirieran esta propiedad para invertir –ellos vivían en Chelsea, otro barrio de Londres–, pero el resultado final les gustó tanto que decidieron mudarse a ella en una nueva etapa de su vida en la que prácticamente viven solos porque sus hijos estudian fuera", explica el interiorista Raúl Martins, autor de la reforma.
De la vivienda original solo se conservan las puertas –lacadas ahora con pintura de Farrow & Ball–, la chimenea y las ventanas de madera. El resto, que estaba muy desactualizado, dio paso a una nueva organización más diáfana con distribución abierta en salón-comedor-cocina, y a una interesante oportunidad: cerrar una terraza del dormitorio principal y añadir un precioso mirador con banco de lectura incluido. Se hizo replicando al milímetro el tipo de ventanas victorianas de madera, el tejado y la fachada, bajo la muy estricta vigilancia municipal que regula las obras en edificios decimonónicos.
El interior también respira aire londinense porque los materiales y suministradores son ingleses, al igual que las empresas que planearon los baños y la cocina: desde los tiradores y manillas de Chloe Alberry hasta los muebles procedentes de los almacenes Peter Jones, una institución en la ciudad, pasando por la sempiterna moqueta. Y es que los propietarios querían que la edificación mantuviera el carácter británico. Para suavizar un poco este marcado acento local, Raúl Martins introdujo mobiliario diseñado a medida en su estudio junto con escogidas piezas vintage y textiles internacionales que enriquecen el interior. "Decidimos que los elementos de la decoración tuvieran un carácter amplio y no tan de la city antigua", explica el interiorista. Un frescor que se acentúa con el uso puntual de colores vivos en un entorno de paredes blancas, tonos neutros y sosegados, y suelos de madera natural, ligeramente envejecida.
Ideas del proyecto: Raúl Martins
- Para dar calidez a los solados, algo imprescindible en los inviernos londinenses, se optó por una tarima de roble envejecido –que cambia a moqueta de pelo alto en el dormitorio–, con el refuerzo de las alfombras de lana.
- Adecuación al medio. Se conservaron los elementos constructivos y decorativos que ensalzan la historia de la casa y del barrio donde se sitúa.