Se trata de una hierba aromática muy empleada en la elaboración de diferentes platillos. Usada tanto para condimentar como para decorar, también destaca porque su consumo diario puede ser muy beneficioso para la salud.

Conocida también como cebollín o cebollino, pertenece a la familia de las Liliáceas que está compuesta por más de 500 especies, y entre ellas se encuentran: las cebollas, puerros, ajo, cebollita de verdeo, entre otras.

Su aroma es bastante intenso y muy similar al de la cebolla fresca, pero con un toque más delicado y distinguido al paladar. Entre sus compuestos se destacan las vitaminas A, B, C y K, también minerales como calcio, potasio, yodo, fósforo, zinc, magnesio, selenio, hierro, fibra dietética, ácido fólico, poli insaturados y muchos antioxidantes.

¿Por qué deberíamos de usarla en las recetas diarias?

Ayuda a reducir el colesterol: esto gracias a sus compuestos antioxidantes. Estos colaboran en la inhibición de enzimas en las células del hígado, reduciendo así los niveles de colesterol.

Brinda asistencia al sistema circulatorio y cardíaco: Sus nutrientes y antioxidantes ayudan a reducir el endurecimiento de las venas porque liberan ácido nítrico. Esto favorece la reducción de la presión arterial, previene la formación de coágulos y la aparición de enfermedades del corazón.

También al sistema inmune: Al tener clorofila y vitamina K es antibacteriano, esto de por sí protege y refuerza al organismo, pero también entra en juego sus altos contenidos de vitamina C que ayudan a las defensas.

Mejora la digestión: Al ser rica en fibra favorece la buena digestión y previene el estreñimiento, a la vez estimula todos sus procesos.

Por último, como tiene calcio, vitamina K y ácido fólico es bueno para mantener los huesos y articulaciones fuertes, contribuye al mantenimiento sano de los tejidos; en el caso de las embarazadas, su aporte de ácido fólico promueve un buen desarrollo del feto.

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