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¿Cuántas de estas curiosidades del barrio La Boca conocías?

Mundialmente conocido por sus fachadas pintadas con cientos de colores y su equipo de fútbol, Boca Juniors, el barrio de Buenos Aires tiene un pasado nebuloso y marcado por las dificultades. Han hecho falta muchos botes de pintura y muchos años de esfuerzo para transformarlo.

¿Cuántas de estas curiosidades del barrio La Boca conocías?
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Botes de pintura para ocultar un problema mayor

Si Buenos Aires es el Madrid de Sudamérica, entonces significaría que el barrio La Boca es algo parecido a Malasaña. Situado en el extremo sudeste de la capital argentina, el barrio más colorido debe su nombre a que es aquí donde desemboca el Riachuelo en el eterno Río de la Plata. El arte lo supuran sus edificios como gruesas gotas de sudor, al ritmo del tango y su compleja historia. Sorprende que un espacio tan pequeño del planeta contenga tanta historia. Y al pasear por sus calles, uno siente la impresión de que algún bombardero despistado descargó botes de pintura sobre sus casas, en alguna guerra que ya nadie recuerda. La primera pregunta que asalta al visitante es esta. ¿Por qué las casas están pintadas de tan variados y chillones colores?

La respuesta radica en la sencillez de sus primeros habitantes. Situado en una zona pantanosa, donde la clase alta argentina se acomodaba en el lado norte de la ciudad, aquí vivía la clase obrera que se veía obligada a compartir los baños entre diferentes viviendas y a apelotonarse en pequeños apartamentos. Nadie quería vivir en los pantanos del Riachuelo. Más tarde comenzaron a llegar hordas de genoveses buscando fortuna en el Nuevo Mundo, el barrio multiplicó su población y sus habitantes comenzaron a recibir el sobrenombre de xeneizes - una deformación de la palabra zeneizi, que significa precisamente genovés -. Pero el dinero no terminaba de llegar a este barrio, todavía sombrío en colores. Hacía falta encontrar una solución. El color alegra la vista, la vida, y en ciertas esquinas del mundo la alegría es más necesaria que en cualquier otro lugar. Los residentes del barrio corrían entonces a los barcos que atracaban en el puerto cercano, y les pedían la pintura que hubiese sobrado tras colorear sus cascos. Un bote de rojo bermellón por aquí, dos botes de amarillo por allá... Bote a bote, rellenando pequeños huecos de cada pared, el barrio consiguió adoptar su característico pelaje multicolor.

La República Independiente de La Boca

Pero el color cubriendo las casas de chapa no era más que esto, una fina capa para ocultar la difícil vida en el barrio. Un terrible brote de fiebre amarilla en 1870 dividió todavía más las diferentes clases sociales en la ciudad, y La Boca fue uno de los barrios más golpeados por la catástrofe. Hacinados en los conventillos, donde cada familia contaba con una habitación mientras los baños y cocinas se compartían entre todo el vecindario, los contagios masivos fueron inevitables. ¿Y quién no se asustaría ante un espectáculo así? ¿Quién no querría buscar la forma de sobrevivir? Cansados por la situación, los habitantes de La Boca, que por entonces ya eran genoveses en su mayoría, decidieron desvincularse del estado argentino que no parecía interesarse por ellos, y en 1882 declararon la independencia del barrio. Informaron al Rey de Italia sobre este suceso, izaron la bandera genovesa y se creó la República Independiente de La Boca. Una desesperada llamada de atención que surtió su efecto cuando el presidente de Argentina, Julio Argentino Roca, se presentó en el barrio, arrió la bandera y consiguió calmar a los disidentes.

Plano mural con un mapa del barrio La Boca. Todavía quedan recuerdos de su efímera proclamación de independencia.
Plano mural con un mapa del barrio La Boca. Todavía quedan recuerdos de su efímera proclamación de independencia.Jonardo

Comenzó un nuevo ciclo en La Boca, más amable a la vida, aunque todavía complicado de tragar. El arte encontró aquí un refugio, camuflado entre los edificios de color, y comenzó a expandirse, casa a casa, cargado de belleza. Porque Frida Khalo afirmaba que amurallarse en el sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior, y La Boca dio rienda suelta al sufrimiento para evitar que lo devorase. En bares y terrazas, con sensuales tangos y cuidadas pinceladas.

Sobresale en el barrio una estrecha callejuela donde el arte se instaló a mediados del siglo XX. Es el Caminito, nombrada así en honor al tango inmortal del célebre compositor Juan de Dios Filiberto. Una fortaleza sin murallas de la pintura, la literatura y la música, fluyendo como el Riachuelo hasta desembocar en el Río de la Plata. Y desde allí, al mundo entero. Miguel Diomede, José Arcidiácono, Víctor Cúnsulo, Benito Quinquela Martin, Eugenio Daneri y José Luis Menghi son algunos de los pintores que han llegado a residir en este hermoso barrio.

Boca Juniors y la zambullida en el turismo

El Club Atlético Boca Juniors quizás sea uno de los clubes de fútbol más conocidos en el mundo. Por él han regateados los pies alados de Maradona y Juan Román Riquelme, además de haber vivido una edad dorada bajo la dirección de Alfredo Di Stéfano como entrenador. Fundado en 1905, el club añadió una nueva palabra al variado lenguaje que define La Boca: atronador. Todas las semanas, a la hora del partido. Los colores se multiplican en un único bramido atronador. Los colores azul y amarillo de su equipación también pasan por los humildes orígenes del barrio, ya que están asociados a la bandera sueca. Durante muchos años no fueron pocos los cargueros suecos que atracaban en el puerto, y la comunidad xeneize siempre ha estado estrechamente unida a ellos.

AME662. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 06/04/2020.- Fotografía aérea del Estadio La Bombonera de Boca Juniors hoy lunes, luego de mas de 25 días desde que se paralizaran los torneos de fútbol como consecuencia del Covid-19 en Buenos Aires. La Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors, y las siempre concurridas y turísticas calles del barrio porteño de La Boca donde está emplazado lucen desoladas por la suspensión del torneo y la cuarentena obligatoria decretada en Argentina para evitar el contagio del coronavirus. EFE/Juan Ignacio Roncoroni
AME662. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 06/04/2020.- Fotografía aérea del Estadio La Bombonera de Boca Juniors hoy lunes, luego de mas de 25 días desde que se paralizaran los torneos de fútbol como consecuencia del Covid-19 en Buenos Aires. La Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors, y las siempre concurridas y turísticas calles del barrio porteño de La Boca donde está emplazado lucen desoladas por la suspensión del torneo y la cuarentena obligatoria decretada en Argentina para evitar el contagio del coronavirus. EFE/Juan Ignacio RoncoroniJuan Ignacio RoncoroniEFE

Los años han atraído la atención de todo el globo sobre este barrio, que todavía se resiste a ser conquistado por los métodos del turismo masivo. Durante el día lo toman los turistas, correteando de callejuela en callejuela y buscando imágenes para capturar en sus cámaras. Por la noche se transforma, es peligroso, y las agencias de viajes no recomiendan transitarlo a oscuras. Dos mundos confluyen en La Boca: el pasado relajado y el presente arrollador; la vida bruta construida en chapa y la pintura de colores que la esconde, como en un cuento de hadas.