Carqueja, una protagonista de nuestros paisajes

A la hora de repasar las especies autóctonas, no podíamos dejar de lado la carqueja. Estamos hablando de un arbusto con tallos y hojas de color muy vistososo, que destaca su presencia. Durante años, esta planta se utilizó con fines medicinales porque se le atribuyen muchas propiedades que, según los expertos, benefician a síntomas antiinflamatorios y antioxidantes. En alguna oportunidad, también se torna figura de alguna receta de bebidas. Desde Choele Choel, el ingeniero agrónomo Gustavo Manzor repasa las característica de esta planta que, además, muchos suelen emplear en sus jardines.

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En Río Negro se la encuentra en cualquier tipo de suelos, pero predomina en los arenosos, costas de río y lagunas.

De nombres científicos “Baccharis trimera”, “B. genistelloides”, “B. crispa”, “B. articulata”, “B. darwinii” y cuyos nombres comunes se conocen como Carqueja amarga, Tres Alas, Carquejilla o Kuia Vodi (término ranquel). Pertenece a la familia de Asteraceae, (pariente del girasol, margarita, cardos, chilca, entre otras). Su origen tuvo lugar en la Patagonia, y habita desde el centro este de Río Negro hasta el Chubut medio, mientras que en el resto del país se encuentra en la zona pampeana, litoral y el este de cuyo.

En Sudamérica, el género Baccharis representa unas 400 especies y son las llamadas romerillos, carquejas y chilcas. “En nuestra provincia también se encuentran las carquejas del genero Baccharis genistelloides, B. crispa, B. articulata y B. darwinii, estas tres últimas son nativas”, asegura Manzor a RÍO NEGRO.

Si bien la mayoría de los autores no definen su origen para un país en particular, una franja abarca desde el sur del Brasil, Paraguay, Uruguay y el noroeste de Argentina y pasa por Río Negro llegando a Chubut, donde la presencia de este arbusto se da de manera silvestre. “Con el tiempo se fue esparciendo por vientos y agua a distintas zonas del país, y crece hasta los 2500 metros sobre el nivel del mar”, explica el profesional.

En la B. trimera y B. crisp, sus tallos son trialados y cada ala es plana que mide de 2 a 10 milímetros de ancho, según explica Manzor. En cambio, en la B. articulata sus tallos son bialados, en general flexibles, glabras y glutinosas. La carqueja es fácilmente distinguible en el monte debido a su particular estructura de ramas. Se trata además de una planta perenne que puede llegar hasta 1 metro de altura, y que también es erecta y dioica, es decir, que tiene las flores de cada sexo en pie separado, según comenta el profesional.

En cuanto a las hojas, están reducidas a pequeñas brácteas inconspicuas (casi que no se ven), y las flores pueden ser blancas o amarillentas contenidas en un involucro de 5 a 6 milímetro de alto. El pie femenino posee flores filiformes, el pie masculino flores con estilos conspicuos. Los capítulos (flores) se agrupan en el ápice de las ramas.

Sobre el fruto, hay que hablar de un aquenio seco, con papus blanco, siendo dispersado por el viento. Se la puede reproducir a partir de semillas o por esquejes. Las semillas pueden ser sembradas en vivero en otoño y llevadas al sitio de plantación a comienzos de la primavera.

Una acotación es que los brotes basales jóvenes suelen ser comidos por los ovinos cuando la planta se sobrecarga, más en períodos en que faltan buenos pastos. En cuanto a su estética, los tallos o ramas son muy flexibles y poco quebradizos. Posee un sistema radicular superficial, lo cual la hace susceptible a las grandes sequías y a las inundaciones.

Ahora, hablemos de sus propiedades. La carqueja es una planta medicinal indicada para mejorar la digestión y combatir los gases, aunque como aclaramos siempre, es preferible consultar a un profesional médico y preguntarle al respecto.

Tiene sabor amargo y también es muy utilizada para tratar la gripe, problemas digestivos y hepáticos. También se destaca por tener hispidulina, sustancia que protege el hígado y ayuda al cuerpo a purificarse eliminando las toxinas del cuerpo. Es un diurético natural y ayuda a mantener el cuerpo libre de impurezas. Por esta razón se hace presente en dietas para bajar de peso, generando una efectiva acción depurativa que hace que el cuerpo se deshaga de acumulaciones de grasa que provocan sobrepeso.

Las propiedades de la carqueja incluyen su acción diurética, anti anémica, antiasmática, antibiótica, antidiarreica, antidiabética, anti dispéptico, antigripal, antiinflamatoria, antirreumática, aromática, colagoga, depurativa, emoliente, febrífuga, laxante, hipoglucémica, sudorífica, tenífuga, tónico y vermífuga.

Asimismo, contribuye para el buen funcionamiento del hígado y de la vesícula biliar, ayudando a eliminar toxinas. Esta planta es emoliente, ayuda a bajar la fiebre y a tratar el estreñimiento, además de combatir los parásitos intestinales.

Los efectos secundarios de la carqueja pueden aparecer cuando se consume en exceso, principalmente en individuos diabéticos e hipertensos, debido a que esta planta puede aumentar el efecto del medicamento que se utiliza para tratar estas enfermedades. Eso generaría una disminución grande de la concentración de azúcar en la sangre o de la presión arterial. Si la concentración es excesiva, puede llegar a ser mortalmente toxica por el ácido cianhídrico que posee.

En cuanto a las contraindicaciones, la carqueja no se recomienda durante el embarazo y durante la lactancia materna. Esta planta tampoco debe ser ingerida por individuos que sufran de tensión baja, hipertensión o diabéticos, y nunca debe ser incorporada sin recomendación médica.

Ahora sí, ¿cómo se prepara? La parte aprovechable de la carqueja son sus ramas, tanto para hacer el té como para sazonar las comidas.

Para hacer un té de carqueja necesitamos 35 gramos de las ramas; y 1 litro de agua. Colocamos los 35 gramos de las ramas de carqueja en 1 litro de agua hirviendo. Luego dejamos reposar durante 10 minutos, colamos y ya podemos beber. Respecto a la cantidad, se recomienda no superar las 3 tazas al día.